Cuando
estamos atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, somos capaces de
aprender y de retener ese aprendizaje. Un instante es suficiente si las
condiciones son las adecuadas, es decir, hay atención, hay intención y
hay acción. En esta medida seremos capaces de llegar a nuevos estados de
consciencia para desarrollar nuestras capacidades y trascender.
La atención es un proceso mental y de conducta en la que se concentra selectivamente en algún aspecto de la información/percepción. Etimológicamente deriva del latín y se refiere a tender el espíritu hacia... es decir que el espíritu va a un lugar específico. En psicología tiene varias implicaciones que pueden concentrarse en dos: filtrar estímulos ambientales para priorizar mientras se hace uso de la concentración enfocada a algún aspecto de la información que se profundizará conscientemente. También es el mecanismo de control y regulación de procesos cognitivos involucrados en el aprendizaje en sus diferentes niveles de complejidad. La atención varía de persona a persona en cuanto a amplitud, intensidad, oscilación y control, pero en todos los casos se puede mejorar.
La intención, se refiere a la capacidad de moverse hacia algo, en particular con un próposito, es la voluntad para alcanzar algo de forma consciente y la tendencia a movilizar los recursos que potencialmente permitirán obtenerlo. Con la intencionalidad podemos implicar estados mentales que tras interpretar la realidad, pueden influir en la misma para obtener un resultado específico. Es la intención lo que le da sentido y dirección a las personas.
La acción hace referencia por su etimología a llevar a cabo algo, es decir, hacer algo y concluirlo, es una manifestación física de aquello que se pretende ver concluido, hecho, elaborado. La manifestación personal de la acción es la actitud, es decir, la manera en que actuamos o hacemos las cosas.
De lo anterior concluimos que cuando ponemos atención en algo de manera intencionada con el propósito de materializarlo física o conceptualmente hemos movilizado procesos mentales que nos implican en una realidad consciente. Este es un proceso que inicia en la mente y se concreta materialmente en la mayoría de casos o al llegar a conclusiones de un proceso mental. Luego interviene la memoria, nos permite recordar el proceso y las conclusiones a las que llegamos y por lo tanto lo aprendimos.
Todo lo que percibimos, interpretamos y analizamos/razonamos enfoca nuestra atención, derivado de esos procesos mentales definimos o desarrollamos una intención porque definimos un propósito a través de una visualización lo que nos lleva la acción lo cual traducimos en resultados, es la manifestación de nuestros pensamientos, visibles y perceptibles por los demás.
La manera de llevar a cabo este proceso se vuelve automático y está definido por lo que nos ha sucedido anteriormente y al abordarlo hemos recibido respuestas positivas, de bienestar o redujeron nuestro malestar y por lo tanto lo volvemos parte de nuestro subconsciente que integra ese todo y lo automatiza. El cerebro funciona optimizando las respuestas y volviéndolas automáticas para ahorrar energía, ya que el proceso consciente demanda mayor cantidad de energía.
Esto se vuelve importante en los procesos de aprendizaje, ya que lo que repetimos se vuelve un hábito. Hemos escuchado que la práctica hace al maestro y en ese sentido es que la repetición permite que un aprendizaje se fije. No podemos hacer generalizaciones ya que hay particularidades que debemos ver detenidamente, pero en general funciona así.
Cuando aprender a aprender lo hemos vuelto un hábito, cada experiencia de vida el cerebro encontrará la manera de hacerla una experiencia de aprendizaje y ejecutará todos los mecanismos automatizados para ahorrar energía, lo que significa que aprendemos más rápido.
El entorno facilita o perjudica cómo aprendemos, podemos estimular positivamente la atención generando un ambiente apto para el aprendiente, esto significa que cuando lo exponemos nuevamente a un ambiente similar, recordará más fácil o rápido. Por eso hemos visto que alguien se prepara para una prueba usando su memoria estando en su casa (entorno de aprendizaje dado) y cuando está en el salón de clase no logra recordar todo y sólo cuando vuelve a estar en el entorno dado, recuerda todo nuevamente. Acá también intervienen otros factores como el estrés, estimulación sensorial, presencia o ausencia de actores.
En fin, busquemos potenciar esta triada y veremos que frecuentemente, un instante es suficiente.
La atención es un proceso mental y de conducta en la que se concentra selectivamente en algún aspecto de la información/percepción. Etimológicamente deriva del latín y se refiere a tender el espíritu hacia... es decir que el espíritu va a un lugar específico. En psicología tiene varias implicaciones que pueden concentrarse en dos: filtrar estímulos ambientales para priorizar mientras se hace uso de la concentración enfocada a algún aspecto de la información que se profundizará conscientemente. También es el mecanismo de control y regulación de procesos cognitivos involucrados en el aprendizaje en sus diferentes niveles de complejidad. La atención varía de persona a persona en cuanto a amplitud, intensidad, oscilación y control, pero en todos los casos se puede mejorar.
La intención, se refiere a la capacidad de moverse hacia algo, en particular con un próposito, es la voluntad para alcanzar algo de forma consciente y la tendencia a movilizar los recursos que potencialmente permitirán obtenerlo. Con la intencionalidad podemos implicar estados mentales que tras interpretar la realidad, pueden influir en la misma para obtener un resultado específico. Es la intención lo que le da sentido y dirección a las personas.
La acción hace referencia por su etimología a llevar a cabo algo, es decir, hacer algo y concluirlo, es una manifestación física de aquello que se pretende ver concluido, hecho, elaborado. La manifestación personal de la acción es la actitud, es decir, la manera en que actuamos o hacemos las cosas.
De lo anterior concluimos que cuando ponemos atención en algo de manera intencionada con el propósito de materializarlo física o conceptualmente hemos movilizado procesos mentales que nos implican en una realidad consciente. Este es un proceso que inicia en la mente y se concreta materialmente en la mayoría de casos o al llegar a conclusiones de un proceso mental. Luego interviene la memoria, nos permite recordar el proceso y las conclusiones a las que llegamos y por lo tanto lo aprendimos.
Todo lo que percibimos, interpretamos y analizamos/razonamos enfoca nuestra atención, derivado de esos procesos mentales definimos o desarrollamos una intención porque definimos un propósito a través de una visualización lo que nos lleva la acción lo cual traducimos en resultados, es la manifestación de nuestros pensamientos, visibles y perceptibles por los demás.
La manera de llevar a cabo este proceso se vuelve automático y está definido por lo que nos ha sucedido anteriormente y al abordarlo hemos recibido respuestas positivas, de bienestar o redujeron nuestro malestar y por lo tanto lo volvemos parte de nuestro subconsciente que integra ese todo y lo automatiza. El cerebro funciona optimizando las respuestas y volviéndolas automáticas para ahorrar energía, ya que el proceso consciente demanda mayor cantidad de energía.
Esto se vuelve importante en los procesos de aprendizaje, ya que lo que repetimos se vuelve un hábito. Hemos escuchado que la práctica hace al maestro y en ese sentido es que la repetición permite que un aprendizaje se fije. No podemos hacer generalizaciones ya que hay particularidades que debemos ver detenidamente, pero en general funciona así.
Cuando aprender a aprender lo hemos vuelto un hábito, cada experiencia de vida el cerebro encontrará la manera de hacerla una experiencia de aprendizaje y ejecutará todos los mecanismos automatizados para ahorrar energía, lo que significa que aprendemos más rápido.
El entorno facilita o perjudica cómo aprendemos, podemos estimular positivamente la atención generando un ambiente apto para el aprendiente, esto significa que cuando lo exponemos nuevamente a un ambiente similar, recordará más fácil o rápido. Por eso hemos visto que alguien se prepara para una prueba usando su memoria estando en su casa (entorno de aprendizaje dado) y cuando está en el salón de clase no logra recordar todo y sólo cuando vuelve a estar en el entorno dado, recuerda todo nuevamente. Acá también intervienen otros factores como el estrés, estimulación sensorial, presencia o ausencia de actores.
En fin, busquemos potenciar esta triada y veremos que frecuentemente, un instante es suficiente.

👍🏻 aprender a aprender.
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