Aunque el modelo educativo por competencias está instalado, en repetidas ocasiones vemos que persiste la interpretación que competencias educativas se refiere a competir contra el resto y con esto eternizan la valoración del ser unicamente a través de la asignación cuantitativa del "punteo" (o nota) en el grado, curso, unidad, tarea o actividad. Parece que el préstamo de las competencias laborales influye determinantemente en el campo educativo.

En educación nos vemos influidos por dos vertientes bien definidas, hay más. La primera es por el campo económico-laboral que busca a toda costa ganancias, es decir GANAR y para lo cual es necesario tener presente una actitud de competir en todo, porque alguien debe ganar al final, esto concentra la atención hacia afuera, hacia lo que podemos obtener si demostramos que somos mejor que los demás. Por ejemplo, todo padre quiere que a su hijo le vaya bien, toda familia quiere que la empresa familiar triunfe, toda comunidad quiere ventajas sobre otras, todo país quiere destacar más que los demás y así en cualquier ámbito que imaginemos. La segunda vertiente deriva de la educación pura, del desarrollo del ser, en ésta lo que se busca es que cada persona alcance su potencial para ser feliz en un mundo mejor y para lo cual hay que tener presente una actitud conciliadora entre el ser y su entorno, con todo lo que ello implica, esto concentra la atención hacia adentro, hacia nosotros mismos y cómo podemos aportar a los demás y la suma de estos aportes individuales edifican un entorno sinérgico y constructivo.
Esta diferencia de enfoque tiene que ver en principio con la propuesta filosófica de la institución que ofrece educación, luego tiene que ver con la capacidad para transmitir esa filosofía institucional, luego con los programas y todo lo que los integre, pero fundamentalmente tiene que ver con el profesional que media la enseñanza y el aprendizaje. Es una responsabilidad muy grande como para conformarse con un si o un no simplificados, es un compromiso con todos los miembros de la comunidad y será el legado para las nuevas generaciones. El "profe", la "seño" el o la "Lic." dejarán huella en muchos estudiantes para lo cual deben estar preparados en aspectos científicos, pedagógicos, metodológicos, tecnológicos, éticos, morales, espirituales y todos los que se nos pueda ocurrir, porque hay cosas que no se enseñan a través del conocimiento sino de la aplicación y esto sólo se aprende del ejemplo.
En este enfoque de educación por competencias, primero debemos ser competentes para ser ejemplo y enseñar de esa forma. Eso, definitivamente, a todos los que estamos en educación, nos compete.
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